Creo que nunca he escrito sobre cómo nos gusta exagerar a los salvadoreños, y bueno aprovecharé a hacerlo en esta oportunidad, aprovechando la noticia en exclusiva que miré hace un par de horas en El Noticiero de Canal 6. Yo creo que deberían darle el premio Pulitzer al periodista que la realizó porque no cabe duda que esto cambiará la forma de ver la realidad en nosotros los salvadoreños: el hospital Zacamil, tiene una lavadora nueva.
Yo no sé si en Europa o Estados Unidos, los medios de prensa están al tanto de cómo y en qué lavan la ropa en los hospitales, pero parece que aca eso es hasta noticia. Estoy al tanto de que en las últimas, no semanas sino que en los últimos meses, hasta los sindicalistas de dicho hospital habían hecho paro de labor "porque no tenían lavadora", y eso era noticia, y hoy que ya la tienen también vuelve a serlo. Yo no soy clarividente, pero estoy seguro que la próxima vez que veamos una noticia sobre ese hospital, será porque una enfermera metió una prenda de color en la ropa blanca cuando la estaba lavando, y ese será debate entre los salvadoreños. En mi casa no hay lavadora, aún seguimos lavando en lavadero, muchos de mis conocidos sí tienen, y bueno, será que los empleados con sueldos de pobres, de ese hospital se indignarían si les dicen que tienen que lavar a mano la ropa porque no se quieren rebajar a lo que hacemos los demás pobres.
Aca exageramos hasta en la forma en que llamamos a algunas personas o algunas cosas, por ejemplo aca no existen intelectuales, solo existen "tanques de pensamiento". Hasta al presidente de la República se le oye decir eso "eso debe ser analizado por los tanques de pensamiento". ¿Y quiénes son los dichosos tanques de pensamiento?, pues cualquier salvadoreño que tenga la capacidad de andar vestido con traje y corbata todo el día, y puede ser empresario, profesor, periodista, político, etcetera. Pero mientras ande vestido con traje y corbata, los medios de comunicación y uno que otro funcionario publico se referirá a estos como "tanques de pensamiento".
Otra cosa con la que exageramos en su nombre, es con las extorsiones que hacen las maras. En 2,004 que se encrudeció este conflicto con las maras, todos los medios de comunicación hablaban de una cosa que ellos llamaron "renta", por la sencilla razón que les salió del forro de los huevos llamarla así, porque eso tiene un nombre y es el que ya dije: extorsión. Las maras extorsionan, no "rentean", como dice hoy todo mundo. Me da risa cuando escucho en los noticieros, como ellos en los últimos años llaman a la extorsión: "la mal llamada renta". Claro que ha sido mal llamada, y lo fue en un principio por ustedes, ya que eso de exigir dinero a cambio de la vida cabe en toda la palabra de extorsión. Pero gracias a ustedes, hoy ocurre un fenómeno popular el cual es que cada vez que alguien dice la palabra "renta" en la calle todos se quedan viendo a quién la dijo porque creen que está hablando de extorsión. Hoy si alguien va al ministerio de Hacienda a pagar la renta, y se encuentra con un amigo y le dice "voy a pagar la renta", ese amigo cree que va donde un marero a darle el dinero de la extorsión.
Pero lo de exagerar no se queda nada más ahí, y es que es casi por regla general que cada vez que alguien ve a una pareja de personas del mismo sexo dandose un beso o un abrazo, inmediatamente hay que exagerar y empezar a insultarlos, escupir en el suelo en señal de asco, apuntarlos con el dedo y sobre todo en lo que mejor hacemos: juzgarlos. Yo he escuchado como personas llegan contando que vieron a una pareja de homósexuales, y lo cuentan de una manera totalmente indignados y los que rodean al relator empiezan a decir cosas como: "que mierda, que pendejos, coman mierda, culeros, que se mueran esos hijos de puta". Casi como que si no dicen eso, los demás pensarán que son homosexuales también. Exageración e intolerancia, un mal endémico de los salvadoreños.
Pasen un lindo día.
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