En las últimas semanas, se ha hablado mucho sobre la isla Conejo, una isla que hasta agosto eran pocas las personas que la conocían en El Salvador, y me atrevería a decir que también en Honduras era igual. Todo inició cuando salió la noticia en los medios de prensa, de que el ejercito hondureño había izado la bandera de su país, en esa isla, como supuestamente lo vienen haciendo igual desde hace muchos años. Automáticamente a la mayoría de salvadoreños, nos hirvió la sangre, y empezamos a sacar sentimientos patrióticos en donde todos a una sola voz de indignación condenábamos a los hondureños y exigíamos que retiraran esa bandera y también los efectivos militares de ese país que están apostados en esa isla.
El presidente Funes, dice que todo responde a la campaña electoral que se vive en Honduras, ya que el oficialismo busca exaltar sentimientos patrioticos en su país, él sabrá por qué lo dice, no sé si es cierto o no eso. De cualquier forma yo me dí a la tarea de leer los principales medios de comunicación hondureños y el sentimiento en el vecino país, es el que mismo que se vive acá. Los hondureños están indignados por nuestro comportamiento y no saben como tenemos la vergüenza de decir que esa isla es nustra y exigir que se retiren sus tropas de ese lugar. Leyendo comentarios de los lectores, comprobé que los hondureños nos tienen a los salvadoreños como seres primitivos que solo buscamos estar peleando y molestando a los demás, y que buscamos cualquier excusa para meternos en problemas con otros países. Vale la pena decir, que esa misma concepción del hondureño es la que tenemos nosotros los salvadoreños; los consideramos personas violentas que no entienden a palabras.
Esta es la isla del supuesto conflicto.
Dicho lo anterior, se puede observar que los medios de ambos países, se han dedicado desde hace muchos años a desprestigiar al otro. Este fenómeno mediático, viene desde finales de los años 60, cuando se desató una guerra entre ambas naciones, que fue precedida por una serie de improperios y calumnias desde ambos bandos de la prensa en los dos países. Hoy en día los medios de comunicación no han cambiado y siguen haciendo lo mismo que hicieron en ese entonces. Por aquellos días en 1,969; se dice que todo el país que se encontraba en los albores de un conflicto social, que vino a desembocar 11 años después en una guerra civil, se unió como un solo pueblo y todos apoyaron la guerra y tropas militares y algunas insurgentes que ya las había, fueron a pelear a honduras. Las causas del conflicto eran distintas a la que origina el supuesto conflicto que existe hoy, pero debido a ello, es que hay algo que no deja rondarme por la cabeza en los últimos días, y que estimo yo, que es el meollo del asunto: es un show barato montado por ambos gobiernos.
El conflicto por la isla conejo, es un show barato montado por los gobiernos de ambos países, que busca como objetivo principal unir a todos los sectores del país. Acá ya se está logrando, el otro día el diputado de derecha Mario Valiente, dijo que él está dispuesto a agarrar su fusil e ir a pelear contra los hondureños, a la voz popular también se le escucha decir lo mismo que al diputado Valiente, los "twitteros" del país también se expresan igual; es decir, independientemente del color político, todos los salvadoreños estamos unidos para irnos a partir la cabeza peleando contra los hondureños, los cuales asumo que no han de estar pensando algo tan diferente como aquí. Pero entonces, alguién me preguntará ¿Y unir a todo un pueblo, lo considerás malo? Pues en realidad, esa pregunta hay que dividirla en dos partes, ya que la respuesta a que si eso es malo, definitivamente no lo es. Un pueblo unido es un pueblo que progresa. La segunda parte de esa pregunta, debería ser ¿Y no importan los medios en que se haga? La respuesta sería un rotundo sí. Si a un pueblo se le planea unir, a base de engaños, mejor que no se haga; porque a la larga solo se tendría una bomba de tiempo que cuando estalle va a terminar jodiendo a todos.
¿Usted cree capaz al gobierno de Funes, de querer controlar engañando a 7 millones de salvadoreños? Yo sí. No sería el primer ni el último gobierno que lo haga, me imagino a Funes hablando por teléfono con Porfirio Lobo y proponiendole un plan que acabaría con la falta de unidad en su país, a lo cual él aceptaría y se pondría de acuerdo para que se reunan pronto los ministros de defensa y cancilleres de ambos países, para que fragüen el plan maestro. Actualmente, los opiáceos que habían funcionado con este pueblo, posiblemente ya no lo vuelvan a hacer. Digamos que uno es el fútbol, el cual se encuentra en una crisis de falta de confianza y depuración, y el otro es la religión, cuando el auge de tantas industrias religiosas ha venido a desequilibrar la fe de muchos, refiriéndome a que todas creen tener la razón y poniendo en tela de juicio lo que creían muchos hasta hace unos años. Pero lo que nunca fallará, es exaltar ese sentimiento patriótico tercermundista, de que nos quieren quitar medio kilómetro de tierra que nadie conoce. Ahí la empresa privada, la iglesia, las universidades, las organizaciones no gubernamentales, entre otras, se unen y demandan al gobierno una pronta salida no necesariamente por la vía diplomática. En otras palabras, la mayoría de salvadoreños apoya una salida bélica para resolver el asunto de la isla. Debería creer por lo que he leído en medios hondureños, que ese pueblo también piensa lo mismo.
Para ir terminando, le recomiendo que no deje que los medios de comunicación y el gobierno le digan como debe pensar, hágalo de forma independiente y vele por los intereses suyos y de su familia, no vele por los intereses que la televisión y el presidente le digan que debe velar. Y cuando me refiero a un pensamiento independiente, ojo con los medios que dicen ser independientes, recuerde que en la mayoría de casos, eso lo escribe una persona que ya antes ha sido contaminada por los medios. Es más, usted no debería ni siquiera de estar leyendo este blog, y mejor debería de sacar sus propias teorías sobre lo que está ocurriendo con esa isla. Yo esperaría estar equivocado.