Un doble discurso estará del lado de quien practica la doble moral y en nuestra sociedad, en nuestro pequeño país, se da en grandes proporciones. Pero esto no viene tanto de malas intenciones, o al menos me aferro a creer en ello, sino que viene de la falta de criterio propio. Esta carencia nos mueve a pensar como lo haga el colectivo volviéndonos parte de este y pasamos a ser jueces de situaciones irónicas en nuestra vida cotidiana. Recuerdo como hace algunos meses, un diputado de ARENA puso en Twitter que había que tener cuidado al bajar la carretera al Puerto de La Libertad, porque había un retén; la mayoría de personas se enojó por eso. Yo, por nombre y apellido a todos esos que se "indignaron" por eso, los puedo señalar que usan el Waze y van evitando retenes policiales en la carretera gracias a esta aplicación. Pero bien, como lo he dicho en muchas otras ocasiones antes, solo en la privacidad de nuestro cuarto, sacamos a relucir a el verdadero yo. Ese yo que nadie más lo conoce, porque eso somos, somos un disfraz que no enseñamos a nadie lo que esconde y nos moldeamos a tendencias populares. Yo a toda la gente que conozco, sin excepción, los he conocido comprando películas piratas en el centro, algo que yo siempre les critiqué; pero hoy que la próxima semana se estrenará la supuesta mejor película de todos los tiempos, todos al unísono hablando de "reservar entradas", siendo estos unos grandes criminales del copyright.
"Está bueno manejar un doble discurso", al menos para usted ojalá que sí esté bueno eso porque lo hace. En los últimos años he empezado a practicar la sinceridad pura y dura y en verdad les digo que me evito muchas situaciones de estrés. Mejor no maneje dobles discursos, verá como todos lo entienden a la perfección, ya que es mejor explicar detalladamente las verdaderas razones que nos motivan nuestro comportamiento, que posterior explicar algo que no tiene pies o cabeza.