Hace dos semanas, después de dos meses atravesé el centro histórico de San Salvador. Creí que algún policía me iba a decir algo, pero ellos estaban en lo suyo, a toda la gente y carros ya no les preguntaban nada y habían quitado la cinta amarilla. "¡Qué emoción!" pensé. Y ya la siguiente semana empezó la reapertura económica. El COVID-19, sigue siendo peligroso para nuestros ancianos y personas con su sistema inmunológico comprometido. Pero el daño mental que el gobierno nos causó durante estos tres meses, nos afectó a todos. Hoy la normalidad será: ya no saludarse de mano, que te atiendan detrás de un vidrio, ya no ir a comer a restaurantes, que te echen lejía en los zapatos. La humanidad tiene millones de años batallando contra los virus, y resulta que a partir de ahora, estar encerrado en nuestras casas, nos hará "ganar la batalla" como dice el gobierno.
¡Qué tonterías! Cuide a sus ancianos, lávese las manos antes de comer y después de ir al baño y empiece a vivir de nuevo la vida donde la dejó en pausa.