El ser humano, como ser sociable que es, está regido por un compendio de dogmas que ha tratado de conservar durante toda su historia, uno de estos es el derecho a la privacidad, y es uno de los más importantes, pero a la vez de los más vilipendiados hoy en día. En algunos países, principalmente entre los llamados "del primer mundo", la privacidad pasa a ser un tema muy delicado, porque si bien las sociedades de esos países son capacez de mantener la suya y respetar la de los demás, sus gobiernos por otra parte tratan de mantener controlada a toda la población con la excusa de que lo hacen para su propia seguridad, cosa que yo no creo.
Por otro lado, en los países llamados "del tercer mundo", no tenemos esas leyes tan estrictas en las cuales servicios de inteligencia gubernamentales tienen la potestad de meter toda la narizota en nuestra vida privada y juzgarnos por esta. De todas formas, nuestra sociedad no es lo suficientemente educada y ellos mismos se encargan de fiscalizar cada acción de sus prójimos; es decir, ¿para qué necesita el Estado vigilarnos muy de cerca, si nuestros vecinos ya hacen ese deber?. Pero no es tanto de lo último que escribí, de lo que quiero tratar concretamente, sino más bien de los cambios sociales en los que estámos cayendo y que no parece aún que acabemos de caer y quedarnos ahí, sino que se ve que hace falta aún más en esos cambios que atentan contra nuestra privacidad.
Hace más de 40 años, el teléfono no era un aparato tan común y corriente, el comercio en su mayoría se hacia con dinero en efectivo o con especies, el internet era una leyenda urbana que decían que solo se usaba en cuarteles de países que podían mantenerlo; a lo que me refiero es que el mundo no estaba comunicado como lo está hoy en día donde todo se hace en base a computadoras. Entonces uno podía ir a dónde se quisiera sin que nadie se diera cuenta, comprar lo que se quisiera de igual manera, ocultarse de alguien por mucho tiempo y muchas cosas más, ya que no habían rastreadores o máquinas que indicaran nuestra pocisión y nuestras decisiones las 24 horas del día, como hoy si los y las hay. Actualmente, si su celular está sincronizado con un perfil de Facebook, usted minuto a minuto está informandole a todo un sistema informático lo siguiente: localización, tiempo de permanencia, acompañantes, temática tratada, imágenes de su entorno, si hizo una transacción económica, y algunas cosas más. Triste o no, muchas veces el teléfono solo manda la localización y el tiempo que se está ahí, pero usted como buen esclavo escribirá en su Facebook la demás información requerida la cual es la que le ha enseñado el sistema oficial que nos gobierna como sociedad, que es importante, porque le ha hecho creer que su vida es interesante para los demás, pero que en realidad solo necesitan esa información los servidores informáticos en los que está guardada toda nuestra vida, esa que usted amablemente a decidido compartir con una computadora.
En mi país, El Salvador, dentro de dos días iniciará un sistema de cobro del transporte colectivo que funciona en base a tarjetas prepagos que usted puede personalizar con su información personal; es decir, cada vez que usted aborde un bus, colocará esa tarjeta en un sensor que lo identificará con todos sus datos generales, y le informará a una computadora en qué ruta de buses se subió, a qué horas lo hizo, y muy probablemente hasta dónde se bajó. Da miedo pensar que toda esa información está guardada en bancos de servidores, justamente lista para que alguien solo llegue a traspasarla a su ordenador personal y empezar a leer toda la información que necesita sobre su vida. Solo pienselo por un momento: cuando habla por teléfono, su conversación queda grabada en servidores de la compañía teléfonica; cuando compra con su tarjeta de credito o debito, su historial crediticio queda guardado en los servidores de un banco; cuando viaja en el bus, la información sobre ese viaje queda guardada en los servidores de la compañía que gestiona ese servicio; cuando busca algún fetiche o tendencia sexual en internet; Google guarda esa información.
Nos tienen controlados, la vida privada ya no existe. ¿Creé que se sentiría agradable que de pronto un buen día en la mañana, un tipo vestido con traje de color negro, se le apareza en la puerta de su casa y le diga "te conozco mejor que nadie"?, pues eso es algo que teóricamente sí puede llegar a suceder; cosa que hace más de 40 años era imposible.
Hay soluciones claro, como por ejemplo usar solo dinero en efectivo; navegar en internet a traves de un proxy y que para mayor comodidad uno mismo debe configurarlo o alguien de nuestra confianza, no deben ser los que ya vienen por defecto en algunos navegadores; y no tener Facebook, que quizá es lo más difícil pero algo bastante efectivo. Ojo, por favor, no malentienda este artículo pensando que si pienso de esta manera es porque mi conducta es mala, es que eso es independiente si soy bueno o malo, porque a lo mejor y alguien lo único que busca en internet sea "canciones de animalitos", o que lo único que compre con su tarjeta de credito sean calcetines y barras de pan para los más pobres, pero por muy noble que sean sus acciones, nadie está en el derecho de saber que usted las hace si usted no quiere. Ninguna compañía o ningún gobierno, tiene el derecho de recopilar información privada, nuestra.
Quiera su vida, que a nadie más que a usted y su familia le interese. ¡Que el gobierno nos dice que nos mantienen vigilados por nuestra seguridad!, no es cierto, porque las cosas malas que pasan, el gobierno ni por cerca las ha atinado ni cinco minutos antes; es decir, si un loco pone una bomba en un centro comercial o ametralla a unos niños en la escuela, simplemente lo hará, pero esa no será excusa para que el gobierno después diga que necesita mantenernos más y más vigilados porque nos quieren mucho y sufren cada vez que nos pasa algo malo.
Yo rechazo completamente cualquier tipo de medida que involucre el control de la sociedad y la fiscalización de sus acciones. Lo invito a que lo haga usted también, pero por sobre todo, no sea tan egocentrico y no les entregue en bandeja de plata toda su información personal; usted no le interesa a nadie más que a su familia y no necesita exponer su vida privada en público.
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