En la misma línea del artículo anterior sobre los paradigmas, quiero referirme a una serie de procesos que son de mi cosecha personal, en el sentido, no que yo los haya descubierto, sino que yo los he podido observar en la naturaleza, y con naturaleza me refiero a ustedes mis estimados amigos; en general y a usted mi estimado 98% de la población que me lee (no trate de entender esto último, es un chiste personal).
Los que me conocen saben que yo antes era ateo, lo fuí por casi diez años. Entonces, me considero capaz de defenderlos y atacarlos, por ejemplo ayer estaba saliendo Toby en la televisión y dijo la misma perorata que le escuché a un cura hace diez años: los ateos si creen en Dios, pero lo niegan. Hace un mes yo le dije a un pastor de la Luz del Mundo "yo no creía en la existencia de Dios". A los cinco segundos él me dijo, "Ya vez, me acabás de decir que no creías en Dios" - "¡Nooo, mierda! fui bien específico, dije que no creía en la existencia", porque no me gusta crear ambigüedades innecesarias en las mentes inferiores a la mía. En fín, este artículo no trata sobre ateísmo, pero es algo en lo que me siento en la necesidad de aconsejar a los teos y ateos, Digamos que es un proceso o paradigma que es necesario combatir, cuando un ateo le dice que no cree en Dios, le está diciendo que no cree en su existencia, dejese de babosadas intentando buscarle cinco patas al gato.
El otro proceso del que quiero escribir -me encanta-, quería dejarlo de manera ofusca, pero no lo haré, seré bien específico porque caí en la cuenta que a todos ustedes les servirá para que no se den paja ustedes solos. Ya he escrito sobre el síndrome de Romeo y Julieta, que es cuando una pareja está junta a la fuerza por voluntad propia, solo para dar la impresión de que se aman y todo el royo. Pueden pasar años así, pero en el 100% de los casos terminarán rompiendo y mientras más se tarden, más sufrirán ámbos. Lo dice la constitución. Pero esto va más allá de esto, es un proceso tragicómico del cual he sido testigo en primera y tercera persona y si usted quiere pongale hasta en quinta persona pues. Agarrese de su silla que usted conoce este caso también, porque está en nuestros genes ocasionarlo: cuando una pareja ya se ha separado, cuando un miembro de este ex dueto, intenta volverse a emparejar, el otro por arte y gracia de Dios "se volverá a enamorar de su antigua pareja". Y es acá cuando la valía de cada persona debe salir a flote, pero no es el caso, porque el ser humano es el único ser vivo que comete los mismos errores dos vecez. En casi todos los casos este reenamoramiento conduce a un síndrome agudo de Romeo y Julieta. Para irnos más a nuestro cerebro primitivo, vealo de este modo, si su chuchito ya le sacó toda la carne al hueso que le dió, ni crea que dejará que otro chuchito vaya a quitarselo. Si lo intentara hacer, vendrá su chuchito, se peleará con el otro canino y seguirá chupando su huesito, aunque ya es por gusto. Pero así somos las personas también, está en nuestra sangre ser así. Es inevitable para el 99% de la gente. Todo el control que debemos tener está en nuestro cerebro donde reside Dios.
Los yoguis representan bien lo que le quiero decir. En el Mahabharata, en el capítulo correspondiente al Bhagavad Gita; en medio de la pelea de Kurukshetra, Krsna (Krishna, si no sabe como pronunciarlo) se le aparece al héroe Arjuna. Recuerdo muy bien una parte del dialogo que tuvieron ellos en el campo de batalla. Lo leí a los 15 años pero nunca se me ha olvidado y siempre lo tengo en cuenta. Fue una extensa plática sobre los pensamientos del hombre. Krsna le dijo en un momento a Arjuna, que debía aprender a controlar su mente y sus pensamientos. Arjuna, conocedor de sus debilidades le dijo "Es más fácil controlar las olas del mar, que nuestra propia mente". Eso, eso, siempre lo tengo en cuenta. Por eso el 99% de la población cae ante estos procesos dañinos a nuestra mente y espíritu.
Bueno, solo esto quería escribir. En septiembre escribí una serie de tres artículos sobre el Ego, en ese momento yo me sentía excelente. Tomé malas decisiones y volví a recaer en el Ego. Ahorita sé que seguiré escribiendo sobre los paradigmas. No me siento a plenitud como cuando escribí sobre el Ego, pero en ese camino voy, ayer por la mañana me sentía casi como en septiembre.