¿Alguna vez ha intentado mantener la concentración sobre algún tema del cual está hablando una persona, pero no logra hacerlo? A lo mejor sí le ha pasado, y es normal. En una sociedad en la cual nos damos cuenta que en el parlamento de nuestro país mientras alguién habla, los demás están con sus asuntos, andan parados en otros curules o simplemente están actualizando su Facebook; es muy díficil que cada persona le dé importancia a otras a menos que se tengan intereses personales. En la escuela cuando el profesor está dictando, la mayoría copiamos mecánicamente, es decír, oimos cada palabra que se nos está diciendo, pero no somos capacez de conectar una por una para encontrar el contenido del mensaje que estamos copiando. Algunos más filosofos dirían: "oímos pero no escuchamos".
A lo mejor es algún reflejo que hemos venido desarrollando en la linea de evolución, el ser egocentricos y considerar como verdad unicamente lo que nosotros conocemos y decimos. Quizá no es así. Si alguién me dice que los diputados de países desarrollados sí le prestan atención a sus colegas, les soy sincero y les digo que no les creo, sin embargo es muy probable que en realidad así sea, pero como nos hemos críando en una sociedad que no te enseña a valorar al prójimo y a no escucharlo, eso termina sonando como una utopía.
El problema de la falta de atención se extrapola a la lectura. En nuestros países latinoamericanos, la lectura es algo que se dá muy poco, principalmente porque se le considera un hábito aburrido. Empezamos a leer un libro y rapido nos distraemos y le perdemos el hilo a la historia que busca transmitirnos la lectura. A mí eso me pasa también, pero pienso que no puedo darme ese lujo de vivir sin leer -o quizá no sea un lujo-. Hasta hace un par de semanas yo no había leído "El Llamado de Chtulhu", me imaginaba que era un libro de unas 700 páginas y me iba a tardar un par de meses leyendolo, pero no fue así, lo leí en 2 horas, usted ya lo ha de conocer es un cuento de 16 páginas. Me quedé con ganas de leer 684 páginas más. Los libros más extensos que he leido son "El Señor de los Anillos" con 600 páginas, y "Eso" con 700. He leído bastante aparte de esos dos, pero lo que quiero decir es que aca muy pocas personas leen algo por su propia voluntad, solo leyeron cuando les dejaron una tarea en la escuela y lo peor es que no leían las obras completas sino que solo los resumenes como de 150 páginas que los dejaban creyendo que se iban a quedar ciegos.
Algo de suma importancia en nuestros dias, es prestarle atención a todo lo que nos rodea, escuchar a todas las personas por muy equivocado que nos pueda parecer lo que dicen, pero que al final de cuentas es importante porque por algo lo dice. Hasta las opiniones que se hacen a drede disfrazadas de mal chiste son de suma importancia para el que no le guste dejar cabos sueltos a la hora de resumir lo que le concierne.
Cuando una persona no escucha a otra porque le parece que está usando terminología demasiado técnica o no entiende el significado de sus palabras, también está cometiendo un gravísimo error ya que le pueden estár dando gato por liebre. Un compañero me dijo una vez: "es que vos solo palabras aprendidas usas". inevitablemente tuve que corregírlo, ya que todas las palabras que usamos las hemos aprendido, el se refería a que no sabía que significaban algunas palabras; me pareció que así como pensaba él, a muchos los engañan porque no entienden un discurso y solo asienten con la cabeza como si fueran máquinas.
Para llamar la atención el buen orador necesita saber a quienes se dirige, eso es una verdad innegable, lo triste ocurre cuando ese público ha crecido en un ambiente en el cual se le ha enseñado a prestar oidos sordos no le haya importancia a lo que se le está diciendo, y eso creame es un mal endémico que en nuestro país es el pan de cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Probablemente su opinión no me importe, pero es libre de hacerla.