La mano de obra salvadoreña es mala. Hay que andarla presionando, apurando, rogando para que haga el trabajo por el que se le ha pagado. Son haraganes, solo pasan en el teléfono. No sé quién se inventó lo de que no hay nadie mejor que un salvadoreño para trabajar.
A la primera de cambio, sin hacer nada mejor y reduciendo la productividad con la que empezaron a trabajar, te piden un aumento de salario, del cual ellos firmaron un contrato donde decían que estaban de acuerdo.
Sueño con el día en que todo sea automático, todas las rutinas de una empresa sean automatizadas y el personal humano sea mínimo y solo para hacer cosas sencillas que no requieran mayor cuidado.
Que recoja todas las hojas del patio, que cada hora entre a limpiar el baño, que lleve un paquete del punto A al punto B. Esas cosas está capacitado para hacer un salvadoreño, no le pidan más.