28.7.14

Una linda experiencia

     Hoy a las 0 horas pasadas, estaba acostado en mi cama, el perro del vecino estaba ladrando pero yo no escuchaba otro ruido más que solo sus ladridos. La única luz encendida en mi casa era la de mi cuarto en el cual me encontraba. De repente el perro dejó de ladrar y la energía eléctrica se fue y me quedé en la completa obscuridad. En ese momento pensé que lo que sucedía era similar al guión de una película; ya que un perro había estado ladrando en la noche y subitamente había callado simultaneamente con un repentino corte de la electricidad. Ahora era tiempo cuando el psicopata con un cuchillo llegara a matarme.

     La curiosidad pudo más que las ganas de descansar y agarré una lampara para ir a investigar qué había pasado. Mis perros (que estaban en completa calma) me acompañaron y subí a la segunda planta para ver si alcanzaba a ver al perro de mi vecino, y no lo logré, pero estando ahí arriba observe hasta donde mi vista me dejó, y para sorpresa mía en todo San Marcos se había ido la energía eléctrica, cosa que casi nunca suele ocurrir, ya que por lo general las fallas se dan por zonas no en todo el municipio.

     Estaba en el techo y no existía ni una sola luz artificial a la redonda, y el espectaculo fue maravilloso. El cielo estaba algo nublado y lo poco que se veía era una tonalidad azul grisacea pero era suficiente para mostrar todas las siluetas en el paisaje. El regocijo que sentí ante tal obscuridad fue único, nunca me había sentido tan dichoso.  No me quedé mucho tiempo, después de todo estoy en mi casa y planeo hacer visitas más seguidas al techo en la madrugada, es una pena que las proximas veces habrá energía eléctrica en todo el municipio.

     Instantaneamente bajé, la energía eléctrica vino. Mis perros se quedaron unos segundos arriba y escuché como alguien iba subiendo las gradas, pero pasó a la par de mis perros y estos no hicieron nada más que bajar las gradas tranquilamente. Eso me gustó, porque definitivamente me habría asustado que ese alguien a quién escuché, mis perros también lo hubieran sentido. Si mis perros no lo sintieron significa que fue solo sugestión mía. La misma sugestión que algunas vecez le da un empujoncito a la puerta o que arroja cosas al suelo justo cuando yo estoy presente.

     Al final, definitivamente terminé apagando la luz de mi cuarto y durmiendome. Pero quedé sorprendido por la belleza de ese paisaje sombrio y desolador que tengo todas las noches encima de mí cabeza.

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