7.7.13

En los últimos días

     Esta es una recopilación de dos cosas que he visto en los últimos días y por las que no sé si vale la pena hacer un artículo completo sobre esas cosas debido a que ya mucho se ha escrito sobre ello o simplemente no merece muchas líneas. De todas formas yo lo hago nada más como un relleno para el artículo semanal que publico, así que sientase libre de irse de este blog porque seguro no leera nada interesante o "revolucionario".

     La semana antepasada salieron a la luz unas grabaciones del diputado de Arena, Edwin Zamora. En esos registros él criticaba a la actual dirigencia de su partido político. Hubo algunos que pidieron su renuncia, él solo se inmuto a pedir disculpas y decir que lo que se escuchó en esas grabaciones había sido tomado fuera de contexto. Independientemente de las causas de esas declaraciones, él consiguió sus 15 minutos de fama y además un sequito de seguidores que lo vieron en ese momento como una figura martir de la verdad dentro del mundo de la política salvadoreña. Sin embargo, de lo que menos se ha hablado es de lo más importante, algo que de seguro le está pasando a usted o a mí: nos están interviniendo los teléfonos. Ya he dicho antes que independientemente de sus actos, nadie tiene el derecho de invadir nuestra privacidad. Y es que esas declaraciones de Edwin Zamora fueron tomadas de una conversación telefónica, de la cual se presume fue intervenida sin su consentimiento. A lo mejor alguien hable por teléfono ordenando un par de zapatos para todos los vagabundos; a lo mejor lo haga contratando un sicario; pero nadie tiene el derecho de intervenir en nuestra privacidad. El señor Snowden se metió en problemas con Estados Unidos por decir que ese país no respeta la privacidad de los ciudadanos de todo el mundo, ¿será que hay alguien con valor y con pruebas de denunciar quién está irrespetando la privacidad de los salvadoreños?

     El otro día, viendo páginas webs salvadoreñas de ocio en Facebook, observé una imágen y un comentario que me llamaron la atención; bueno, más que la imágen lo que me llamó la atención fue el pie de nota de la imágen y una serie de comentarios que había desencadenado abajo de esta. Era un hombre mayor caminando en un centro comercial del país, y estaba vestido con una blusa y un pantalón de lycra, creo que se llaman leggins. Además andaba un bolso de mujer y a travéz de su blusa se podía observar que llevaba brasier. Bueno, era un travesti claro está. El pie de página decia: "Por gente como esta, no avanza El Salvador". En el momento que leí eso tuve una serie de reacciones químicas en mi organismo que no sabía si sentir lastima, enojo, risa o indiferencia hacia el tipo que escribió eso, y más aún cuando leí que la mayoría de comentarios concordaban con él (o ella) autor de ese pie de página; digo que la mayoria porque vale la pena destacar que habían unos pocos que lo tacharon como ignorante al autor. En mi opinión personal, como ya he dicho, considero que un gay no debe ser visto de una manera diferente; es decir, ¿cuánto vale un gay?, pues vale por una persona, al igual que usted, su hijo, su papá, su hermano, el presidente o yo. Un gay no es más, no es menos y támpoco es diferente. Pero bueno, algunos analistas dicen que El Salvador no avanza por aspectos como el malgasto publico, la inseguridad social, la corrupción, la politización de las instituciones, la falta de empleo; pero la vox populi nos enseña que si El Salvador no avanza, es debido a los travestis.

     

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