28.8.11

En memoria de mis gatos

Escribo este corto artículo en memoría de dos de mis mascotas que ya no están conmigo, mis dos gatos Codolo y Gordito, ambos hermanos nacieron en 2008, hijos de una gata que mis papás rescatáron de un mercado y un gato siamés que ya murió por la edad, a la gata aún la tenemos, élla más que yo ha sentido la muerte de sus dos hijos.

A Codolo lo mataron hace casi un año. Ya era de noche y el corrió hacía la puerta que estaba abierta, a tiempo yo la cerré para que no saliera, a él no le importo y se escapó por el techo. Esa fue la última vez que lo ví. A Gordito lo mataron hace tres días, sencillamente un momento dejé de verlo y cuando caí en la cuenta de que hacía falta recordé cuando Codolo nunca volvió, supe que el mismo destino había tenido él.

Codolo era un gato siamés elegante, tenía un cuerpo largo y esbelto, comía mucho, y ese detalle creoque fue el que lo llevó a consumir veneno, veneno colocado a propósito por una većina. Gordito, si bien también era hijo de un siamés, parecía más un gato américano de pelo corto, color amarillo y blanco, quizá debido a la herencia genética desde algún abuelo. Gordito no comía nada que no fuera cómida para gatos, si comía cualquier clase de carne la vomitaba, y era bien tímido con la gente; por eso no término de creer como alguién lo pudo haber matádo. Entendería el caso de Codolo, porque comía carne y se dejaba acariciar por otras personas, pero Gordito solo se dejaba tocar por mi família y era delicado para comer. Además, a Codolo yo mismo intenté impedir que saliera el día de su desaparición, por lo que en cierta médida eso me ayodó a entender su muerte ya que el salió exclusivamente por sus medios, pero Gordito el solo pasaba durmiendo en mi cama todo el día, solo se levantaba a comer y a correr un rato, el cual fue suficiente para que alguién le arrebatara la vida.

Mencioné que fue una vecina, estoy casi seguro que fue élla, nunca le han agradado mis mascotas y ya ha atentado contra mis perros y mis otros gatos, yo nunca le he hablado y tampoco la he ofendido, pero esta vez con la muerte de Gordito élla ha cruzado la raya. Yo no soy violento, no creo en la violencia como una respuesta, pero uno nunca sabe lo que le sucederá en la vida, y si por razones del destino alguna vez élla llega a necesitar de mi ayuda, en ese momento yo me daré por satisfecho, y más si la razón es definitivamente delicada.

En el país ocurren muchos homicidios diarios, quizá por eso a la mayoría de la población perdió su sensibilidad hace mucho tiempo. Yo soy ateo, y como ya lo dicho amo a los animales más que muchos cristianos que usan el amor como discurso, los que me conocen sabén que soy capáz de hacer lo que sea por un animal no importando su especie. Hace unos años yo me consideraba misántropo, esa idea ya la había olvidado, pero hoy más que nunca estoy volviendo a replantear si vale la pena vivír para servír a la humanidad, cuando esta misma no respeta la casa de nuestros hermanos animales, ellos ya estaban aca cuando nosotros llegamos, y cuando nos hayamos ido ellos todavía estarán aca.

Codolo y Gordito. Siempre los recuerdo.

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