Preambulo: Antes de empezar con este artículo, quiero agradecer a Hunnapuh, por haber considerado a mi blog como blog de la semana, lo cual me motivó a seguír escribiendo un poco más constante, lo cual prometo hacer. Fue una sorpresa muy agradable la que me llevé, la cual espero sea solo la primera en la vida del blog. Reitero mis agradecimientos, Hunna.
También debo agradecer a una querída amiga que me recomendó escribír sobre la amistad, gracias.
El otro día, una amiga me dijo que escribiera sobre los amigos queridos (queridos amigos) que en un momento de nuestras vidas nos olvidan, le respondí que un tema sobre eso no era muy "yo", así que tocaré el tema de la amistad desde un punto de vista más salvadoreño y menos cursi-dramático.
Para empezar ¿quiénes son nuestros amigos?, serán nuestros "cheros", quizá, a veces sí o no; serán los que nos acompañan en nuestras penas, quizá, pero de esos en mí pais solo los hay al final de los arcoiris; o serán los que nos hablan con la verdad y cuando fallamos nos lo hacen ver de frente, eso pienso yo. De lo anterior escrito vale analizar a uno por uno de los casos:
El chero: Castellanos Moya, lo definió, es el que te lleva de bacíl, es decír discoteca, bar, burdel. Es el que si ud. está ocupado en algo próductivo, el chero no lo entiende así, sino más bien que ud. se cree la gran cosa. Es el que espera siempre la primer oportunidad para embaucarlo y sin cargo de conciencia reirse y decirle "no, no es nada mage". La que ve en usted una oportunidad de conformismo y acomodamiento a costa de su trabajo. El que lo puede ignorar en la calle si ese momento no amerita saludarlo.
El que lo acompaña en sus penas: que bonito es tener a alguíen que siempre está ahí acompañandolo en sus perdidas, dolores, enfermedad, crísis financieras, crísis amorosas, etc. ¿Pero dónde estaba antes de esas penas? quizá él/ella estaba al tanto, pero no considero ese hecho como algo importante que lo iba a afectar en su vida, por lo tanto como toda persona racional del siglo XXI decidió no actuar y mejor aún desaparecer un par de días para luego recibír con profunda admiración e impotencia la noticía más terríble sobre lo que usted ha tenido que sobrellevar ultimamente. Pero no se preocupe, que esa persona ahí estará al final ofreciendole el hombro para que se desahogue.
El que habla con la verdad y de frente: en una sociedad donde estamos acostumbrados a disfrutar de las mentiras porque cuando uno está aburrido no hay nada mejor que una mentira para el "desestres", las mentiras forman parte de nuestra vida, todos nos sentimos felices al escuchar "hola, que le vaya bien" y no sentir en verdad el deseo de que les vaya bien a los demás, como dice mi gente: llenarse la boca no cuesta nada. Corran, corramos de aquel que nos viene a decir nuestros defectos de frente, un ejemplo: si usted considera que tiene a un amigo que es malo administrando sus finanzas, acerquese y digale: "mirá la próxima vez que te paguen no andes gastanto en tanta mierda, aparta el dinero básico para la quincena, pagá tus deudas, gastá poco y vas a ver que la próxima quincena el dinero te abundara y no lo vayas a volver a malgastar", si ud. hace eso sería una utopía que la otra persona le diera las gracias y un apretón de manos, la reacción natural de esa persona sería darse la vuelta e irle a contar lo entrometido que es ud. a los demas amigos en común y no.
Cuando uno se siente tentado a actuar de sobremanera mal, uno por lo general considera estár en lo correcto, y sino es así al menos se cree que mal no está; ya que el humano nunca haría algo que este desde un principio considero mal, si así habría sido no estariamos vivos después de millones de años de evolución, el ser humano nunca habría cazado o nunca se habría defendido. Pero lo correcto hoy en día el hombre que piensa, debe reconocer a quién tiene alrededor y sacar juicios propios sin ser influenciados por estos. Estaría bien un mundo donde los amigos en vez de darse la mano, mejor se dieran consejos; en vez de enojarse al recibir críticas y catalogarte como entrometido, dieran las gracias y la próxima vez esperar a recibír otro consejo.
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