Ya he escrito antes sobre algunas cosas que yo considero que no existen, y cuando digo "yo", francamente estoy siendo humilde, porque la verdad es que no es que yo crea que no existen, es que en realidad no existen.
Como lo dije en su momento, me refiero a fantasmas, la suerte, el destino, Dios, espiritus, duendes, etcetera. La creencia en este tipo de cosas, deriva en otras cosas como lo es creer en algo llamado "el secreto" o "la ley de atracción"; la cual explican los "conocedores" charlatanes del tema, que consiste en creer y tener fe en que determinado suceso ocurrirá, y entonces de verdad ocurrirá; es decir, si usted quiere que llueva en verano, anote en un papelito que quiere que llueva en verano, guardelo bien, tengale fe, y ya verá que de verdad lloverá en verano. Lo que los conocedores no dicen es que estadisticamente, hay chances de que llueva en verano debido a la acumulación de vapor que sube desde el caliente suelo hasta el frío cielo, para que este se condense y tengamos lluvia en verano. Otro ejemplo es que usted quiere comenzar una relación amorosa con otra persona, los conocedores le dirán que escriba su deseo en un papelito, lo guarde bien, y vaya a intentar entablar esa relación con esa persona. De igual manera, lo que no le dirán es que si usted tomó la iniciativa de irle a hablar, hay chances de que sí consiga esa relación que usted tanto quiere, pero no habrá sido por su fe y un papelito. Suena hasta tonto, pero si le da resultado lo que anotó, usted le dará gracias al "secreto", y si no le da resultado, pensará que no le tuvo suficiente fe al "secreto"; en otras palabras, el dichoso secreto lleva las de ganar. Es análogo a creer en Dios, si Dios le da lo que usted le pidió, es porque Dios es bueno; si no se lo da inmediatamente, es porque Dios lo quiso hacer esperar; si no se lo da nunca, es porque Dios considera que no se lo merece. El criterio de Dios, siempre sale ganando.
Pero bueno, pasando a la otra parte de lo que quiero contar en este artículo. Me gustaría escribir sobre lo que sí creo, y que de hecho hay personas que no creen en eso, y que curiosamente las personas que no creen en eso, sí creen en Dios, la suerte y esas patrañas. Ojo, no quiero dar a entender que soy un rebelde, y que busco llevarle la contraria a la sociedad, creyendo en lo que no creen y no creyendo en lo que sí creen; en verdad si creo en lo que creo, es porque me consta o porque hay suficientes estudios científicos que demuestran que sí existe a lo que me refiero, y para empezar son estas tres cosas:
1- La medicina natural. Si yo no encuentro remedio para alguna enfermedad en la medicina que me da un medico, no tengo ningún reparo en consumir medicina natural. Té de hojas de algún árbol o pomadas de plantas, no tengo ningún problema en consumirlas, porque sé que sí dan resultado. Como ejemplo le pongo la Hamelia Patens, conocida popularmente como Chichipince; dos tazas de un té de sus hojas, le curan cualquier tipo de infección estomacal que tenga, ademas que aplicarlo externamente ayuda a cicatrizar heridas, llagas, etcetera. Pero si hablamos de cicatrizar, lo mejor es la sábila, además que si se pasa por la cara un poco de la jalea de esta planta todas las noches, tendrá una piel humectada todo el día. También el otro día estaba viendo un anuncio de una crema artificial antiquemaduras, y ahí critican el uso popular de ponerse en las quemadas recientes, tomate, lechuga o cualquier tipo de hortaliza fresca; saben, yo nunca he hecho eso porque nunca me he quemado; pero el ver ese anuncio me llevó a pensar: "antes que existieran las cremas antiquemaduras ¿cómo hacía la gente cuando se quemaba?" Estoy casi seguro que lo que hacían era colocarse tomate o lechuga, y es que de algún lugar tiene que venir esa costumbre; y está claro que si yo soy un fabricante de cremas antiquemaduras, lo último que voy a anunciar es: "mire, si se quema, pongase un tomate en la quemadura, hay después si le queda chance compra nuestra crema". No, yo diría: "No sea ignorante, tenga a la mano nuestra crema y untesela inmediatamente después de quemarse, no se ponga una ensalada en la quemada que eso más daño le hará". Hay cosas, que merecen la pena ser cuestionadas.
2- El psicoanálisis. De esto sé poco, pero el otro día mire en internet, como un sujeto consideraba que el psicoanálisis era una pseudociencia. Digo, entonces Sigmund Freud, es un fraude en todo lo que cabe de la palabra, y venía siendo solo un enfermo sexual. Pues no, digo, si hay gente que cree que una pareja de pingüinos se fueron nadando desde el Polo Sur, hasta el Medio Oriente, solo para subirse en un arca ¿por qué les cuesta creer que la mente es el mecanismo más complejo que el ser humano posee, y que como tal, esta puede ser estudiada por profesionales que buscan comprender mejor su funcionamiento?. Cada ramificación en la mente tiene una función importante que nos define en nuestro comportamiento, y es la razón del psicoanalista, estudiar y experimentar con este comportamiento para luego presentarnos sus conclusiones y poder conocer en una milesima más el funcionamiento de la mente humana. Pero bueno, mientras hayan personas, que piensan que un ataque epiléctico ocurre cuando un demonio se mete a un cuerpo y la única manera de expulsarlo es a través de un exorcismo, no será raro encontrar más devotos del psicoanálisis como una pseudociencia.
3- La hipnosis. Para finalizar, no quise dejarlo fuera de esta corta lista. Si bien está relacionada con el punto anterior, la dejé como un punto aparte porque no es necesario ser psicoanalista para llevarla a cabo. La puede llevar a cabo hasta cualquier charlatan, como lo es el lider religioso de una iglesia, ¿o acaso usted nunca ha visto cuando solo tocan en la frente a una persona y estas caen subitamente a los brazos de alguien que las espera atras para que no se hagan daño? Pararse sobre una tarima, moverse como un pendulo de lado a lado, hablar suave intercalando exabruptos de vez en cuando, es algo que a una mente débil fácilmente la hipnotiza, una mente que solo está esperando un catalizador para suspender su actividad cerebral por un corto periodo de tiempo. He leído sobre casos en que convencen a una persona de ver algo que no está ahí o viceversa, o si lo está verlo distorsionado; por ejemplo enseñarle a alguien un boligrafo de color rojo y convencerlo de que es rojo, pero cuando el hipnotizador le pide que lo vea de regreso se da cuenta que el boligrafo rojo, todo el tiempo fue azul. He visto también como se induce al sueño a las personas a través de la hipnosis; cabe aclarar que para este caso la persona es voluntaria o tiene una mente débil. De hecho, la hipnosis es hasta un método clínico para recobrar la memoria, porque a lo mejor una persona presenció un hecho atroz el cual su mente automáticamente lo olvido para no traumatizarla, pero luego si por cualquier necesidad hay que recordarlo, se acude a la hipnosis para que la persona vuelva a vivir en su mente lo sucedido.
Y bueno, recuerdo que esto es lo que yo creo; sería imprudente de mi parte argumentar que es la pura verdad, pero al menos tengo hechos que respaldan lo expresado. Es distinto creer en algo porque así se nos enseñó desde niños, a creer en algo que con el tiempo nos dimos cuenta que de verdad así era. Bueno, en este punto se entra una telaraña de prejuicios cognitivos; y es que si me pongo en esa postura ante todo; es decir, creer en solo lo que puedo comprobar, no se me fuera permitido creer en el planeta Urano, o en la galaxia Vega; porque yo nunca he visto a ese planeta ni a esa galaxia; pero hay otras personas que ya los vieron a través de telescopios y mediante una serie de observaciones y experimentos llevados a cabo, nos informaron que en efecto, esos dos cuerpos celestes sí existen. ¿Nota la diferencia entre creer en una galaxia que nunca ha visto, a creer en una fuerza divina que nadie ha comprobado?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Probablemente su opinión no me importe, pero es libre de hacerla.