13.6.17

Sigo siendo misántropo

Hace muchos años, yo escribía en este sitio, que me declaraba ateo y misántropo. El ateísmo ya lo he dejado atrás y he escrito mucho sobre eso y ya no vale la pena seguir tocando ese asunto. ¡Pero misántropo, sigo siéndolo! 

Pongamos un contexto primero. Las personas, nos guste o no nos guste tenemos que ser sociables. Es el único camino, nadie puede ser un ermitaño y uno debe cooperar con la sociedad y ayudar a nuestro prójimo, basándonos en la premisa de que ellos harán lo mismo con uno. Como dato curioso, todos pensamos que damos más de lo que recibimos, lo que es paradójico, porque si seis mil millones de personas damos más de lo que recibimos, entonces ¿a quién le damos de más? Bueno, lo dejo pensando en eso.

Desde que las personas nos movemos por el dinero y no por la satisfacción de vivir, hemos hecho cosas sumamente despreciables. El mismo Jesucristo tuvo que sacar a los "mercaderes" del templo de Dios, porque él en su divinidad no concebía ese amor que la mayoría de personas tienen por el dinero, que son capaces de hacer cualquier cosa. El dinero vale, lo que uno quiera que valga.

Volviendo. Soy misántropo. No he dejado de serlo. Tengo un amigo que es devoto católico y también lo es. Si a este punto, usted aún no ha buscado en Google, qué significa esa palabra; le comento que es el antónimo de la filantropía.