16.5.17

Qué genial es ser de izquierda

Continuando escribiendo sobre los paradigmas que nos rodéan, en la sociedad salvadoreña existen una serie de costumbres o mañas que las hemos adquirido de observar el mundo occidental al que no pertenecemos. Irónicamente, esas mañas contrastan de la noche a la mañana con ideologías orientales arraigadas a sistemas políticos propios de esa región.

Me refiero a que nos gusta vivir como nos enseña la televisión liberal estadounidense y europea, pero al mismo tiempo estamos siguiendo modelos económicos izquierdistas. Nuestras costumbres son de importación, pero nuestra vergüenza no. Hablamos en pro de corrientes post modernistas; llámense feminismo, homosexualismo y el aborto como una ideología más. De acuerdo a la gente de izquierda, todo eso debe ser respetado bajo los canónes tradicionales que nos rodéan, aunque atenten contra la integridad de la mayoría de personas. Pero pasa el caso que si alguien promulga a los cuatro vientos que es una persona de derecha, conservadora, monogama, que está en contra de la legalización de las drogas y a favor de la vida; se le tacha de mente cerrada, cavernario, retrograda y una serie de epítetos que buscan desprestigiar al emisor y no al contenido de lo que este expone.

Pongo un ejemplo práctico: cuando un izquierdista quiere criticar a la derecha, lo hace sin pelos en la lengua, identificandose con su partido, insultando a quién se le ponga enfrente y ríendose a la fuerza como intentando demostrar algún tipo de superioridad. Si alguien de derecha quiere criticar a alguien de izquierda, es casi que norma que tiene que empezar diciendo "Con todo respeto" y agregar en medio de su discurso "y ojo, yo no soy de ningún partido" porque si no hace eso, la sociedad ya lo tacha de "ideologizado" (como si supieran qué significa eso). Sin embargo al de izquierda no, él puede decir en televisión nacional que quiere acostarse con una menor de edad y hacerla abortar después y aplausos para este paladín por ser tan "valiente y divertido" ante las camaras. El de derecha dice que no está a favor de las drogas ni del matrimonio gay y salen de todos lados un vergo de troles diciendole "es que yo te vi en la reunión de tal partido", "es que vos no sos imparcial", "es que vos no sabés ni mierda". Y no pueden negarme eso, así suceden las cosas en nuestro país.

Y como empecé diciendo, estamos tan arraigados a la cultura gringa, que después ese izquierdista con su camisa del Che y su gorra con la hoja de cannabis, lo verémos almorzando en McDonalds mientras planea ir de vacaciones a un lujoso hotel de playa donde se encontrará a otros izquierdistas que le manifestarán que le retuitéan todas sus ocurrencias desde sus respectivos Iphones.

¡No! ni mierda, si vamos a hacer algo lo vamos a hacer bien.